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History of Spain
Emperadores romanos hispanos: Trajano, Adriano y Teodosio
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El peso de la provincia de Hispania en la política de Roma comenzó con la colonización de la península ibérica, por sus riquezas minerales como el oro y la plata, y agrícolas y ganaderas como el aceite, el vino y los caballos.

En tiempos del Imperio Romano nacieron en Hispania tres emperadores: Trajano, Adriano y Teodosio.

TRAJANO (98-117)

Marco Ulpio Trajano nació en Itálica (Sevilla), de estirpe turdetana romanizada. Fue el primer emperador no Itálico que gobernó el Imperio, desde el año 98 al 117 d.C. Su popularidad militar y la influencia de los senadores del “clan hispano”, incitaron al emperador Nerva a nombrarle su sucesor. Su llegada al poder fue pacífica.

Trajano fue un general romano victorioso: sus principales conquistas fueron la Dacia (actual Rumania) y la victoria ante los Partos, anexionándose el territorio de la actual Armenia y Mesopotamia.

Fue un emperador justo, que respetó las leyes e instituciones romanas. Su administración fue eficaz. Terminó por implantar un programa de asistencia social que había iniciado su predecesor Nerva, los “Pueri alimentari”, cuya finalidad era dar educación y socorro a niños pobres y huérfanos de todo el Imperio. Con ello se superó una crisis de natalidad y se obtuvo reemplazo de personas formadas para mantener el Estado y luchar contra la corrupción.

En su tiempo vivieron el arquitecto Apolodoro de Damasco y los escritores Plutarco, Tácito y Plinio. Realizó grandes obras públicas como el acueducto de Segovia o el puente de Alcántara.

Hasta en época del Imperio Bizantino se decía a los nuevos emperadores “que seas más afortunado que Augusto y mejor que Trajano”.

En Roma se levanta la columna de Trajano para conmemorar la victoria sobre los Dacios. Se compone de 18 enormes bloques de mármol de Carrara, cada uno de los cuales pesa aproximadamente 40 toneladas y tiene un diámetro de unos 4 metros. En el siglo XVI el Papa Sixto V reemplaza la estatua del emperador por la de San Pedro, que aún se conserva.

ADRIANO (117-138)

Publio Elio Adriano también nació en Itálica. Fue nombrado emperador por su tío Trajano, al que sucedió. Gobernó el Imperio del año 117 al 138 d.C.

Aunque gran militar, muchos conflictos los resuelve mediante la diplomacia: en el extremo oriental del imperio intento fijar mediante un tratado la frontera con los Partos.

Emprendió numerosos viajes que ocuparon la mitad de su gobierno, mejorando la organización militar del imperio, el cual expandió a su máximo histórico.

Transformo profundamente la administración del estado haciéndola más eficiente y confiándola a expertos, frente al poder del senado.

Cultivó el arte, la filosofía y también fue escritor. Tuvo un amante masculino llamado Antinoo que murió ahogado en el rio Nilo, al cual deifico y dedico una ciudad, Antinoopolis.

Se dedicó a consolidar los límites del imperio, así mando levantar el muro de Adriano de 117 km de longitud, monumental obra de ingeniería que marcaba la frontera del imperio en Britania.
Pasó los últimos años de su vida en Villa Adriana a 23 km de Roma, sofisticado complejo residencial, con jardines y termas.

TEODOSIO (379-395)
El último de los emperadores romanos de origen hispano fue Flavius Theodosius conocido como Teodosio I el Grande, que nació en Cauca (la actual Coca, en la provincia de Segovia). Gobernó desde el año 379 al 395 d.C., primero como emperador de Oriente y después de todo el Imperio Romano.

Tras el desastre de la derrota romana en la batalla de Adrianópolis a manos de los Visigodos, Graciano, emperador romano de Occidente, nombró en el año 379 a Teodosio emperador romano de Oriente, para sustituir a Valente, anterior emperador que había fallecido en la batalla.

Teodosio fue un católico convencido, fiel al Concilio de Nicea. Buscó la unidad religiosa haciendo del cristianismo la religión oficial del Imperio, prohibió la adoración pública de los antiguos dioses y persiguió a los paganos. La Iglesia ortodoxa reconoce a Teodosio como santo por la defensa del cristianismo.

Ordenó la matanza de Tesalónica en el año 390, por ello San Ambrosio de Milán le ordenó hacer penitencia pública y por primera vez un emperador romano reconoció un poder divino superior al suyo.

A su muerte dejó al frente del imperio a sus dos hijos Arcadio a cargo del Imperio de Oriente y Honorio del Imperio de Occidente, dividiendo el Imperio Romano en dos partes, que no volverían a unirse nunca más.