LatínOnline.es - Samuel González Ruiz
Acentuación del latín
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Conoce las reglas de la acentuación del latín y cómo reconocer las vocales largas y breves.
TEXTO: http://latinonline.es/gramatica-latina/1-2-acentuacion-del-latin/
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TRANSCRIPCIÓN DEL VÍDEO:
¡Muy buenos días! Ahora que ya sabéis cómo pronunciar el latín, en ésta clase aprenderéis las reglas de la acentuación latina.
Primero de todo, debéis saber que las vocales del latín tenían cantidad vocálica, esto quiere decir que el latín distinguía entre vocales largas y breves dependiendo del tiempo que se tardaba en pronunciarlas.
Conocer la cantidad de las vocales es fundamental para poder acentuar palabras en latín.
Esto puede sorprendernos, porque nuestra lengua no utiliza esta distinción en la cantidad. Sin embargo, disponemos del acento para diferenciar palabras. Por ejemplo, decimos yo fabrico y él fabricó, que se distinguen sólo con el cambio de posición del acento.
Para indicar la cantidad de una vocal se utilizan dos signos diacríticos: el macrón y el breve.
El macrón es una raya que sobre una vocal indica que su cantidad es larga.
El breve es como una "u" pequeñita que sobre una vocal indica que su cantidad es breve.
Como el castellano no tiene largas y breves, no se suele realizar la distinción en la pronunciación entre largas y breves. Veamos algunos usos de estos signos: Ábacus tiene todas sus vocales breves. Amores tiene breve la primera y largas las otras dos. Caesar tiene una larga y una vocal breve, puesto que todos los diptongos son largos.
Aprovecho para recordaros que los diptongos son: ae, au, oe.
Teniendo en cuenta la información que os he dado, pasemos ahora a las reglas de acentuación para que siempre podáis acentuar las palabras correctamente.
Las reglas son dos: 1ª Regla: todas las palabras latinas son llanas. 2ª Regla: Si la penúltima sílaba es breve, la palabra es esdrújula.
Evidentemente, para que una palabra sea esdrújula tiene que tener al menos tres sílabas.
En resumen sólo tienéis que mirar si la penúltima sílaba es larga o breve. Por ello a veces si habla de "la ley de la penúltima".
Ejemplos: decimos amátus, porque la penúltima, la a, es larga. Decimos sciéntia, porque la penúltima, la i, es breve. Decimos amóenus porque la penúltima, oe, es un diptongo que cuenta como larga. Y decimos médicus porque la penúltima, la i, es breve.
No obstante hay dos excepciones a estas leyes. La primera de ellas es que hay algunas "falsas agudas", es decir, palabras que en origen eran llanas, pero que perdieron su última sílaba por razones fonéticas. Por ello, ahora son agudas.
En este grupo de palabras tenemos palabras formadas con el sufijo para demostrativos -ce, palabras con el sufijo para interrogaciones -ne y los imperativos de los verbos compuestos de dico y duco. También se incluyen antiguos nominativos de la tercera declinación en -atis e -itis.
Todas estas palabras, que se pronunciaban istínce, audísne, addúce, addíce, Arpinatis Samnitis, al perder su última sílaba mantuvieron la posición del acento. Y pasaron a pronunciarse: istínc, audín, addúc, addíc, Arpinás, Samnís.
Además, resulta que cuando la preposición cum se posponía a un relativo, el acento recaía sobre el cum. Es decir: quocúm, quibuscúm.
Por otro lado, las enclíticas -que, -ne, -ue obligaban a que el acento recayera en la penúltima sílaba sin importar si ésta era larga o breve. Por ejemplo: populúsque, armáque, matérue.
Peeeero en algunas palabras el -que forma parte de ellas y por tanto siguen la regla de la penúltima. Estas palabras aparecen tal cual en el diccionario. Algunos ejemplos serían: ítaque, dénique y úndique.
Y ahora me diréis: oye, Sam, todo esto está muy bien, pero... ¿cómo puedo yo saber la cantidad de la dichosa penúltima? Pues resulta que tenemos dos reglas. La de las dos consonantes y la de vocal ante vocal.
Una vocal seguida de dos consonantes es larga, como en hostes, curro, mitto y summus. Además, también cuentan para ello las consonantes dobles x y z, como en saxum y gaza.
Hay una excepción: los grupos muta cum liquida. En estos casos son posibles las dos interpretaciones, aunque no se suele contar como doble consonante.
Por otro lado, cuando hay dos vocales juntas que no hacen diptongo, la primera se abrevia. Por ejemplo: stúdio, accípiunt, prudéntia.
Para el resto de vocales tendréis que recurrir a un diccionario. Excepto para los diptongos, que son largos por naturaleza.
Pues hasta aquí la clase. Espero que os haya gustado y no olvidéis comentarme cualquier duda. La próxima clase sera sobre el sistema de declinaciones del latín. ¡Haaasta la próxima!
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¡Muy buenos días! Ahora que ya sabéis cómo pronunciar el latín, en ésta clase aprenderéis las reglas de la acentuación latina.
Primero de todo, debéis saber que las vocales del latín tenían cantidad vocálica, esto quiere decir que el latín distinguía entre vocales largas y breves dependiendo del tiempo que se tardaba en pronunciarlas.
Conocer la cantidad de las vocales es fundamental para poder acentuar palabras en latín.
Esto puede sorprendernos, porque nuestra lengua no utiliza esta distinción en la cantidad. Sin embargo, disponemos del acento para diferenciar palabras. Por ejemplo, decimos yo fabrico y él fabricó, que se distinguen sólo con el cambio de posición del acento.
Para indicar la cantidad de una vocal se utilizan dos signos diacríticos: el macrón y el breve.
El macrón es una raya que sobre una vocal indica que su cantidad es larga.
El breve es como una "u" pequeñita que sobre una vocal indica que su cantidad es breve.
Como el castellano no tiene largas y breves, no se suele realizar la distinción en la pronunciación entre largas y breves. Veamos algunos usos de estos signos: Ábacus tiene todas sus vocales breves. Amores tiene breve la primera y largas las otras dos. Caesar tiene una larga y una vocal breve, puesto que todos los diptongos son largos.
Aprovecho para recordaros que los diptongos son: ae, au, oe.
Teniendo en cuenta la información que os he dado, pasemos ahora a las reglas de acentuación para que siempre podáis acentuar las palabras correctamente.
Las reglas son dos: 1ª Regla: todas las palabras latinas son llanas. 2ª Regla: Si la penúltima sílaba es breve, la palabra es esdrújula.
Evidentemente, para que una palabra sea esdrújula tiene que tener al menos tres sílabas.
En resumen sólo tienéis que mirar si la penúltima sílaba es larga o breve. Por ello a veces si habla de "la ley de la penúltima".
Ejemplos: decimos amátus, porque la penúltima, la a, es larga. Decimos sciéntia, porque la penúltima, la i, es breve. Decimos amóenus porque la penúltima, oe, es un diptongo que cuenta como larga. Y decimos médicus porque la penúltima, la i, es breve.
No obstante hay dos excepciones a estas leyes. La primera de ellas es que hay algunas "falsas agudas", es decir, palabras que en origen eran llanas, pero que perdieron su última sílaba por razones fonéticas. Por ello, ahora son agudas.
En este grupo de palabras tenemos palabras formadas con el sufijo para demostrativos -ce, palabras con el sufijo para interrogaciones -ne y los imperativos de los verbos compuestos de dico y duco. También se incluyen antiguos nominativos de la tercera declinación en -atis e -itis.
Todas estas palabras, que se pronunciaban istínce, audísne, addúce, addíce, Arpinatis Samnitis, al perder su última sílaba mantuvieron la posición del acento. Y pasaron a pronunciarse: istínc, audín, addúc, addíc, Arpinás, Samnís.
Además, resulta que cuando la preposición cum se posponía a un relativo, el acento recaía sobre el cum. Es decir: quocúm, quibuscúm.
Por otro lado, las enclíticas -que, -ne, -ue obligaban a que el acento recayera en la penúltima sílaba sin importar si ésta era larga o breve. Por ejemplo: populúsque, armáque, matérue.
Peeeero en algunas palabras el -que forma parte de ellas y por tanto siguen la regla de la penúltima. Estas palabras aparecen tal cual en el diccionario. Algunos ejemplos serían: ítaque, dénique y úndique.
Y ahora me diréis: oye, Sam, todo esto está muy bien, pero... ¿cómo puedo yo saber la cantidad de la dichosa penúltima? Pues resulta que tenemos dos reglas. La de las dos consonantes y la de vocal ante vocal.
Una vocal seguida de dos consonantes es larga, como en hostes, curro, mitto y summus. Además, también cuentan para ello las consonantes dobles x y z, como en saxum y gaza.
Hay una excepción: los grupos muta cum liquida. En estos casos son posibles las dos interpretaciones, aunque no se suele contar como doble consonante.
Por otro lado, cuando hay dos vocales juntas que no hacen diptongo, la primera se abrevia. Por ejemplo: stúdio, accípiunt, prudéntia.
Para el resto de vocales tendréis que recurrir a un diccionario. Excepto para los diptongos, que son largos por naturaleza.
Pues hasta aquí la clase. Espero que os haya gustado y no olvidéis comentarme cualquier duda. La próxima clase sera sobre el sistema de declinaciones del latín. ¡Haaasta la próxima!