History of Spain
Espronceda y Larra
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El Romanticismo es un movimiento cultural y literario que nace en el siglo XIX como
oposición al estilo predominante en el siglo anterior: El Neoclásico.
El Romanticismo defiende la fantasía, la imaginación y la exaltación del yo individual.
Los románticos imponen el sentimiento, la rebeldía y la libertad en todos los aspectos de
la vida: el interés por la naturaleza, el anhelo del amor apasionado, el ansia de felicidad,
la atracción por lo nocturno y misterioso.
La obra ya no tiene que ser perfecta como en el siglo anterior, ni estar acabada, lo más
importante es que sea capaz de conmover al lector.
Los precursores del Romanticismo en Europa son el francés Rousseau y el alemán
Goethe
El Romanticismo triunfa en España a partir de 1833 con la muerte del rey Fernando VII.
Por lo tanto fue un movimiento tardío y breve. La década de 1833 a 1844 es la más
romántica. Después entraremos ya en el Postromanticismo, un periodo de transición que
va introduciendo el Realismo.
El Romanticismo penetró en España por Andalucía y por Cataluña. En Andalucía a
través del cónsul Bohl de Faber, padre de la novelista Cecilia Bohl de Faber cuyo
seudónimo era “Fernán Caballero”
JOSÉ DE ESPRONCEDA
José de Espronceda nació en el pueblo de Almendralejo, provincia de Badajoz, en
1808.
Su vida fue muy agitada. Luchó contra el Absolutismo, encabezando la sociedad secreta
de los “ Los Numantinos”, lo que le lleva a exiliarse a Portugal y después a Londres.
En Lisboa conoce a Teresa Mancha, mujer con la que, como buen romántico, vivió en
Londres un amor atormentado.
Vuelve a España en 1833 y lleva una vida disipada, plagada de lances y aventuras
amorosas por lo cual Teresa le abandona en 1838. A punto de casarse con una nueva
amante muere en 1.842.
Aunque Espronceda cultivó también otros géneros, como el narrativo, destacó sobre
todo como poeta.
Escribió poemas variados, algunos con aire neoclásico, junto con otros del
romanticismo más exaltado. De estos últimos, son celebres los dedicados a personajes
marginales como el cosaco, el verdugo, el mendigo o el pirata.
La luna en el mar riela,
en la lona gime el viento,
y alza en blando movimiento
olas de plata y azul;
y ve el capitán pirata,
cantando alegre en la popa,
Asia a un lado, al otro Europa
y allá a su frente Estambul.
En su obra destacan también “El estudiante de Salamanca” y “el Diablo Mundo”, un
poema filosófico inconcluso, que representa la epopeya de la vida humana. El canto
segundo de este poema (canto a Teresa), evoca su amor por ella y el llanto por su
muerte.
MARIANO JOSÉ DE LARRA
Mariano José de Larra nace en 1809 en Madrid y muere, también en Madrid, en 1837.
Hijo de un médico afrancesado, exiliado liberal, su niñez estuvo repartida entre España
y Francia. En 1814, con la retirada de los franceses. En 1818 vuelve a España y empieza
a estudiar varias carreras pero no termina ninguna de ellas; a los 19 años comienza a
dedicarse al periodismo.
Contrajo matrimonio a los 20 año y tuvo tres hijos, pero su matrimonio fue infeliz.
Políticamente fue de ideas liberales, contrario a Fernando VII.
A los 28 años se suicidó, en pleno éxito como escritor, debido a una posible depresión y
al amor no correspondido de una mujer casada llamada Dolores Armijo.
Larra enseguida triunfó como articulista, debido a su mordacidad, pese a que ello le
atrajo bastantes antipatías entre sus coetáneos. Escribió más de doscientos artículos con
diferentes seudónimos: “Andres Niporesas”, “el Pobrecito hablador” y, sobre todo,
“Fígaro”.
Su prosa es limpia, clara y espontánea. En sus artículos de costumbres satiriza
lucidamente la forma de vida española. Siente gran pena por los defectos de su patria.
Larra también escribe artículos literarios y de carácter político donde critica el
Absolutismo, sus formas abusivas y sus corruptelas, el Tradicionalismo y el Carlismo.
En el género de novela histórica escribió “El Doncel de Don Enrique el Doliente”,
sobre un trovador gallego a quien dio muerte un marido cegado por los celos.
oposición al estilo predominante en el siglo anterior: El Neoclásico.
El Romanticismo defiende la fantasía, la imaginación y la exaltación del yo individual.
Los románticos imponen el sentimiento, la rebeldía y la libertad en todos los aspectos de
la vida: el interés por la naturaleza, el anhelo del amor apasionado, el ansia de felicidad,
la atracción por lo nocturno y misterioso.
La obra ya no tiene que ser perfecta como en el siglo anterior, ni estar acabada, lo más
importante es que sea capaz de conmover al lector.
Los precursores del Romanticismo en Europa son el francés Rousseau y el alemán
Goethe
El Romanticismo triunfa en España a partir de 1833 con la muerte del rey Fernando VII.
Por lo tanto fue un movimiento tardío y breve. La década de 1833 a 1844 es la más
romántica. Después entraremos ya en el Postromanticismo, un periodo de transición que
va introduciendo el Realismo.
El Romanticismo penetró en España por Andalucía y por Cataluña. En Andalucía a
través del cónsul Bohl de Faber, padre de la novelista Cecilia Bohl de Faber cuyo
seudónimo era “Fernán Caballero”
JOSÉ DE ESPRONCEDA
José de Espronceda nació en el pueblo de Almendralejo, provincia de Badajoz, en
1808.
Su vida fue muy agitada. Luchó contra el Absolutismo, encabezando la sociedad secreta
de los “ Los Numantinos”, lo que le lleva a exiliarse a Portugal y después a Londres.
En Lisboa conoce a Teresa Mancha, mujer con la que, como buen romántico, vivió en
Londres un amor atormentado.
Vuelve a España en 1833 y lleva una vida disipada, plagada de lances y aventuras
amorosas por lo cual Teresa le abandona en 1838. A punto de casarse con una nueva
amante muere en 1.842.
Aunque Espronceda cultivó también otros géneros, como el narrativo, destacó sobre
todo como poeta.
Escribió poemas variados, algunos con aire neoclásico, junto con otros del
romanticismo más exaltado. De estos últimos, son celebres los dedicados a personajes
marginales como el cosaco, el verdugo, el mendigo o el pirata.
La luna en el mar riela,
en la lona gime el viento,
y alza en blando movimiento
olas de plata y azul;
y ve el capitán pirata,
cantando alegre en la popa,
Asia a un lado, al otro Europa
y allá a su frente Estambul.
En su obra destacan también “El estudiante de Salamanca” y “el Diablo Mundo”, un
poema filosófico inconcluso, que representa la epopeya de la vida humana. El canto
segundo de este poema (canto a Teresa), evoca su amor por ella y el llanto por su
muerte.
MARIANO JOSÉ DE LARRA
Mariano José de Larra nace en 1809 en Madrid y muere, también en Madrid, en 1837.
Hijo de un médico afrancesado, exiliado liberal, su niñez estuvo repartida entre España
y Francia. En 1814, con la retirada de los franceses. En 1818 vuelve a España y empieza
a estudiar varias carreras pero no termina ninguna de ellas; a los 19 años comienza a
dedicarse al periodismo.
Contrajo matrimonio a los 20 año y tuvo tres hijos, pero su matrimonio fue infeliz.
Políticamente fue de ideas liberales, contrario a Fernando VII.
A los 28 años se suicidó, en pleno éxito como escritor, debido a una posible depresión y
al amor no correspondido de una mujer casada llamada Dolores Armijo.
Larra enseguida triunfó como articulista, debido a su mordacidad, pese a que ello le
atrajo bastantes antipatías entre sus coetáneos. Escribió más de doscientos artículos con
diferentes seudónimos: “Andres Niporesas”, “el Pobrecito hablador” y, sobre todo,
“Fígaro”.
Su prosa es limpia, clara y espontánea. En sus artículos de costumbres satiriza
lucidamente la forma de vida española. Siente gran pena por los defectos de su patria.
Larra también escribe artículos literarios y de carácter político donde critica el
Absolutismo, sus formas abusivas y sus corruptelas, el Tradicionalismo y el Carlismo.
En el género de novela histórica escribió “El Doncel de Don Enrique el Doliente”,
sobre un trovador gallego a quien dio muerte un marido cegado por los celos.