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¿Qué es el estoicismo?: Escuela filosófica de la Antigua Grecia
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El estoicismo es una escuela filosófica de la antigua Grecia, fundada por Zenón de Citio a principios del siglo III a.C., que intenta responder a la pregunta de ¿Cómo ser feliz en la vida?
La filosofía estoica nos enseña que por muy difíciles que se pongan las cosas, siempre podemos ser felices. Aspira a alcanzar la felicidad a través de la virtud y la serenidad viviendo en armonía con la naturaleza, aceptando, tal cual es, lo que está fuera de nuestro control. Lo externo está alejado de lo que es la virtud, que es lo interno. No tiene importancia ser rico o pobre, admirado o repudiado, fuerte o débil, dado que tales circunstancias son externas y por tanto “indiferentes”.
Los estoicos son panteístas, es decir, creen que Dios está en todo lo que existe, otra de sus particularidades es su determinismo, es decir la convicción de que nada podría haber sido de otro modo y de que el azar no existe, el sabio en consecuencia acepta la realidad en vez de luchar contra ella.
Para el estoico la virtud se reduce a cuatro valores fundamentales, el coraje que nos aleja del miedo y permite enfrentarnos a las dificultades, la templanza que nos da disciplina y control sobre nosotros mismos, la justicia, que nos obliga a actuar bien con los demás y la más importante, la sabiduría que nos ayuda a tomar la decisión correcta.
Los estoicos utilizaban esta metáfora para aceptar el destino tal como se nos presenta, la de un perro atado a una carreta a la que se ve obligado a seguir. El perro tiene dos opciones, resistirse al movimiento de la carreta o andar de acuerdo con ella. En ambos casos el perro irá donde le lleve la carreta, solo que si se resiste sufrirá mucho, mientras que, si acepta y sigue el movimiento de la carreta, estará tranquilo y disfrutará del viaje. En palabras de Séneca “el destino guía a quien lo acepta y arrastra a quien lo rechaza”.
El sabio estoico examina racionalmente lo que pasa y como no elabora un juicio incorrecto, no sufrirá. La vida buena para el estoico es una vida libre de pasiones. Una persona que sufre por pasión es alguien que ha evaluado incorrectamente algo que en realidad le debería ser indiferente.
Todo a nuestro alrededor opera según una ley de Causa y Efecto, no podemos cambiar lo que nos ha pasado, pero si podemos controlar nuestra manera de enfrentarnos a ello. Por medio de las siguientes pautas podemos alcanzar la serenidad:
Debemos identificar lo que se puede controlar y lo que no.
Que tus pensamientos no dependan de cosas externas como las pasiones.
Debemos concentrarnos en el momento actual evitando el sufrimiento emocional pasado y futuro.
Hacer un autoexamen regularmente para reflexionar sobre nuestras acciones y motivaciones, desarrollando nuestro crecimiento personal.
Hacer ejercicios para apreciar las cosas y mejorar la empatía con la gente que no las tiene por medio de la auto privación, ayunos, baños fríos, etc.
Vivir en armonía con los demás, cultivando relaciones basadas en la bondad y la compasión.
La felicidad depende de nosotros mismos mediante el trabajo bien hecho.
Estoicos reconocidos fueron el filósofo cordobés Séneca, el emperador romano Marco Aurelio y Epícteto.
Documentado con la colaboración de Pelayo Mencos Bojstad.
Realizado por Sofia Crespi de Valldaura.
La filosofía estoica nos enseña que por muy difíciles que se pongan las cosas, siempre podemos ser felices. Aspira a alcanzar la felicidad a través de la virtud y la serenidad viviendo en armonía con la naturaleza, aceptando, tal cual es, lo que está fuera de nuestro control. Lo externo está alejado de lo que es la virtud, que es lo interno. No tiene importancia ser rico o pobre, admirado o repudiado, fuerte o débil, dado que tales circunstancias son externas y por tanto “indiferentes”.
Los estoicos son panteístas, es decir, creen que Dios está en todo lo que existe, otra de sus particularidades es su determinismo, es decir la convicción de que nada podría haber sido de otro modo y de que el azar no existe, el sabio en consecuencia acepta la realidad en vez de luchar contra ella.
Para el estoico la virtud se reduce a cuatro valores fundamentales, el coraje que nos aleja del miedo y permite enfrentarnos a las dificultades, la templanza que nos da disciplina y control sobre nosotros mismos, la justicia, que nos obliga a actuar bien con los demás y la más importante, la sabiduría que nos ayuda a tomar la decisión correcta.
Los estoicos utilizaban esta metáfora para aceptar el destino tal como se nos presenta, la de un perro atado a una carreta a la que se ve obligado a seguir. El perro tiene dos opciones, resistirse al movimiento de la carreta o andar de acuerdo con ella. En ambos casos el perro irá donde le lleve la carreta, solo que si se resiste sufrirá mucho, mientras que, si acepta y sigue el movimiento de la carreta, estará tranquilo y disfrutará del viaje. En palabras de Séneca “el destino guía a quien lo acepta y arrastra a quien lo rechaza”.
El sabio estoico examina racionalmente lo que pasa y como no elabora un juicio incorrecto, no sufrirá. La vida buena para el estoico es una vida libre de pasiones. Una persona que sufre por pasión es alguien que ha evaluado incorrectamente algo que en realidad le debería ser indiferente.
Todo a nuestro alrededor opera según una ley de Causa y Efecto, no podemos cambiar lo que nos ha pasado, pero si podemos controlar nuestra manera de enfrentarnos a ello. Por medio de las siguientes pautas podemos alcanzar la serenidad:
Debemos identificar lo que se puede controlar y lo que no.
Que tus pensamientos no dependan de cosas externas como las pasiones.
Debemos concentrarnos en el momento actual evitando el sufrimiento emocional pasado y futuro.
Hacer un autoexamen regularmente para reflexionar sobre nuestras acciones y motivaciones, desarrollando nuestro crecimiento personal.
Hacer ejercicios para apreciar las cosas y mejorar la empatía con la gente que no las tiene por medio de la auto privación, ayunos, baños fríos, etc.
Vivir en armonía con los demás, cultivando relaciones basadas en la bondad y la compasión.
La felicidad depende de nosotros mismos mediante el trabajo bien hecho.
Estoicos reconocidos fueron el filósofo cordobés Séneca, el emperador romano Marco Aurelio y Epícteto.
Documentado con la colaboración de Pelayo Mencos Bojstad.
Realizado por Sofia Crespi de Valldaura.